viernes, 21 de noviembre de 2025

Diego L. García: fotografía de un café

leamos los (puntos suspensivos)


como lo que completa la fotografía de un café


y sus circunstancias. en el agua


ondularon palabras y más.


no habría forma más perfecta de seguir


ese curso que nadie ha limpiado


ni limpiará. la cercanía es impensada


para aquello que acontece sin memoria


de un trayecto. de todos modos


basta con el relámpago de saberse en un lugar seguro.


un refugio que el cuerpo reconoce


más allá de toda referencialidad.


las ventanillas del día hicieron un salto imposible.


el punto de descenso nos podría causar gracia


dentro de unos años. ahora no es otra cosa:


la luz sobre el café contornea


universos cerrados para el mundo



Julia Magistratti: Gauchito Gil

El altar es más grande que la casa.


Una joya pintada en el punto más alto

descubre el cuerpo a resguardo

del santo de yeso.


Un sacudón de banderas rojas

ocupa el lugar de la cruz.


En estos pueblos, el santo nunca es idéntico

-la única repetición son los deseos que le piden-.


Con el gesto irreal de los favoritos

armaron una sonrisa del tamaño de los sueños

para que sea un rostro con posibilidades humanas,

la fatal pertenencia al orden de los vivos.


¿Quién hizo este trabajo

de ablandar los materiales

para que un santo de pie

presida la intemperie,

y la detenga?


Siempre el más humilde es el único que cuida de los peligros

de la resignación cristiana,

el más débil, el estanco en la miseria,

arma un rectángulo

una geometría para la acumulación de futuros imposibles.


Ni los perros se guarecen a su sombra.




 

martes, 18 de noviembre de 2025

Juan Manuel Inchauspe: Pensamientos sueltos

Lo que quiero decir

casi siempre me es escamoteado.

Lo que quiero decir, es decir

lo que nunca debiera torcer su dirección,

pero que siempre fatalmente

se tuerce y malogra.

Nunca tuve una buena relación

con las palabras y cuando ellas

me llegan ya casi no me sirven.

Sólo a veces vislumbro la felicidad

de lo que debió haber sido.

Es cuando me abandono, callado y destruido,

al flujo suave de la tarde

sin más intención que la de mirar

el lento movimiento de las nubes

y dejarlas hacer.

Entonces percibo el rumor

sereno y silencioso.

Sentado en mi vieja reposera

miro el cielo vacío

y escucho lo que nunca escuché.

Pero lo escucho como su viniera de muy lejos

y no tuviera para mí

ni principio ni fin

y por eso mismo

nunca pudiera ser escamoteado.

📚 De "Trabajo nocturno"




Dolores Etchecopar: "adiós dije adiós a las palabras"

si tu lengua apoya las cacerías del silencio

sobre mi lengua

hablaré

montaña oscura

madre clavada en la nieve

madre clavada en el ángelus de la caverna

en la vidriera en la rueca de los cuentos

en la tonada de mi tonada puesta del revés

que no puedo sacarme sin muerte

palabras lentas de mi cuerpo en otra parte

palabras fuertes mis enemigas

raspan la noche el sol que me embarazó

sumergida campana que cruza

los caminos y los huesos

me pusieron por nombre una raya roja

en la ingle

alegría

antes que el otoño fusile a las mariposas

estaremos en el fondo de las pudriciones

caballo blanco

tubérculo que brilla en el regazo

y arroja el oro de los muertos

sobre el recién nacido

el sol su cadera móvil y simple

pasará frente al lenguaje

y hablaré

alguien corta los hilos del bosque

y deja los ojos de mi madre

en el suelo oscuro

puestera del silencio

yo vi una luciérnaga

y las llaves que sólo cierran

el alba y los ojos

adiós dije adiós a las palabras

voy a dormir sobre el sexo de un color

el agua que yo tuve en la infancia

está dentro de tu boca

la lentitud abre sus muslos de colores

y me separo de la muerte

con algo que la luna mece en mi cadera

muchacha que saltas a la soga

sobre la vereda caliente

o la caída de las hojas

o el miedo

feroces mandíbulas te educan

puestera del silencio

la camisa planchada y doblada

los ojos de mi madre en el suelo oscuro

adiós dije adiós a las palabras

la basura decora mi piel

como un relámpago

📚 de "Notas salvajes"



lunes, 17 de noviembre de 2025

Alfredo Luna: ¿Y qué he dicho?

El amor viene con su follaje de tinieblas

Y un torrente de astros.


Con el tiempo, este lado y el contrario son lo mismo

los sucedidos cambian de nombre y lugar

y esta pasión cuerpo a cuerpo

devorada por el celo.


Con el tiempo a una se le dan vuelta las cosas

las repite al revés

como si hubiera sucedido mañana.


Con el tiempo a una la dejan sin sueño

sin miedo

sin huesos

lo único cierto

es que hijos se lleva el agua.



Juliana Bonacci: "al sur del río del asombro"

Al sur del río del asombro, una cantata de siringas antecede el vuelo entre las joyas florales. Al mediodía, las notas agudas sincronizan la esperanza: son las dramaturgias del cortejo. Fue el viento el que pintó el primer mirlo y la luz, su descendencia. Los pájaros y su interminable respeto hacia las líneas del cielo llevan un collar que se llama tersura azul. El coro será un recuerdo para quienes estén atentos. Para los otros la noche se impone como un cuerpo de silencio.

📚 de Hora de aves, "Inédito"




viernes, 14 de noviembre de 2025

Luis Carlos Aguirre: EL COMPAÑERO QUE HA FALTADO HOY

¿Qué le diré al compañero

que ha faltado hoy?


¿Que me recargó

de trabajo a mí y no al patrón?


¿Que la cosecha

espera sus callos?


¿Que el agua fresca

del descanso es más sabrosa?


No. No le diré eso.

¿Le dejaré un mensaje edificante

que no leerá?


No. Mañana lo saludaré

y esperaré su saludo.


"Cada mañana trae su pena"

(dijo el hijo del carpintero)

y cada atardecer su descanso

hasta que llegue

El Telegrama Final.



miércoles, 12 de noviembre de 2025

María Belén Sanchez: DOS POEMAS

Invocación


Debajo de la almohada

dejo flores de lavanda.

Todas las noches

estiro las sábanas

invoco al descanso

con la palma de mi mano.


Adoración


 Santa del pueblo

 guardiana y protectora 

en una estampita

 llevo tu foto 

creo

en tus poderes.



Santiago Alassia: Fanto

Yo no soy un babacho, no soy un ciruja,

lo que pasa es que tuve algunos problemas:

un palo en la cabeza que me dieron las vecinas

por haberme atrevido a espiar en sus bombachas,

compañeros de la escuela que se iban de mi lado

cuando hacíamos la ronda (decían que mis dedos

estaban arrugados y apestaban a creolina),

un tío un poco idiota que chorreaba las paredes

con el locro del invierno que tragaba a cucharadas

los domingos de mayo.

Y yo nací en mayo y fue domingo, debe ser

que esa mugre de mi tío se prendió en mi cabeza

porque ahora la gente me choca en la ruta

y me deja tirado y me dice babacho.


Está bien que soy pobre y no tengo aparador

ni moto ni casa para guardar chucherías

pero no soy un babacho: me gusta el basural,

esa junta de gomas, costra y carretadas

de arpillera y alambre poco iluminado

por las noches, cuando no pasa nadie,

ni siquiera un ratón, y chupo solitarias

cáscaras de papa, y pienso que vivir

es lo que me gusta, y esperar la tormenta,

y hacer el amor con todo lo que pasa

en mi cabeza: la pelusa

que les crece a los niños al salir de la escuela, el dobladillo

del batón de las abuelas que se arruga cuando esconden caramelos, la pintita

de sangre en el hocico del cuis que escarba una trinchera, la corteza

mojada del lapacho al que me trepo cuando hay viento, las gotas

de la lluvia que me pegan en la cara como agujas,

yo me dejo,

me hago lazo,

me dejo acariciar y meto la piel mía

en todo lo que sea cóncavo en el mundo.



jueves, 6 de noviembre de 2025

Luciana Tani Mellado Palma: LAVANDA

1.


No tengo nada en contra mío

pero le pongo empeño

en derrumbarme

a veces

como la lavanda

sobre su tallo

leñoso

y retorcido.


Rodeo con la mirada

la planta

que en una esquina

del cantero

se yergue

y se derrama

hacia la calle.


Abro la canilla y empiezo el riego.


La tierra quiere conversar:

quien habla no está muerto.


Me contento con entrever

un modo de existencia

aunque me falte

el lenguaje.





2.


Abandono el deseo

de abandonarlo todo.


Armo un ramo de lavanda

y recojo las sobras de cada espiga

toda molida como la fe.


Me gustan las flores apenas cortadas,

cuando su vida existe

lejos del cuidado

y las expectativas de futuro.


Miniaturas violetas,

sus despojos fragantes

se desarman adentro de mi mano.


Las huelo y florece en mí

un recuerdo que se vierte

en cada gota de agua.


La presión del riego es fuerte

como la orina de un potrillo.


Una luz modesta tiembla

entre los árboles.


La lluvia de la manguera golpea

la fragilidad de las flores pequeñas.





3.


Mi abuela guarda en la cartera

un cordón umbilical

y unos mechones

de pelo.


Hojas secas de la vida.


Podría escribir con las plantas

un libro de preguntas.


Para existir necesita

ser nombrado.


Una mujer sin lengua

crece en la corteza

que habla.


El agua orienta al agua,

el aire orienta al aire.


Yo no puedo orientarme

a mí misma.


Corto mi cabeza como una flor.


Quiero restituir un orden.


Riego el silencio de las flores 

con palabras.


Amenazo la bondad de la naturaleza.


También tuve lagartijas en mi infancia

pero ellas no me hablaron

ni me dijeron madre.


La lavanda crece mejor

en suelos secos.


Oscurece.


Me animo a silbar

aunque sea de noche.



Fabián O. Iriarte: agotados los medios para obtener amor, (:elemento plegable en forma de pajarita), susana thénon

frente al espejo / haciéndome el amor

porque no encontré un pajarito / el espejo

se ha roto esta noche


los medios se agotaron / me he vuelto

un monstruo / un animal fabuloso


he devenido marta / pegame y llamame carlos

suzanne marcel proust c’est fantastique



te miro y creo que eres o que sos


no sé / cómo llamarte / si has perdido

todo trazo de tu nombre / toda huella de tú

tu vergüenza / “lo que hay que ver


en estas épocas” / se agotaron los medios

me pliego y digo amor / caniche / chucherías 

maldito cucharas mórbido / quereme



miércoles, 5 de noviembre de 2025

Gabriela Agüero: el amor picaresco de un picaflor

El amor picaresco

salta como una pulga

pica las mejillas

la ingle

los muslos

la espalda.


El picaflor del emperador chino

pica las rejas de su jaula

el duro bronce inmutable brilla en la mañana,

así el amor,

pica los corazones más duros

que los convierten en coladores de carne

en cuyos agujeros diminutos se escapa la tarde

la ternura,

y la tibieza del vientre

mientras afuera…

los destellos de los gritos

y los colores de la pólvora nos llenan de afloradas desgracias humanas.


Pica la flor del pubis, la lengua del picaflor

y el amor juega a ser eterno

eterno ardor de no encontrarte en ningún rincón.


El imperio se corona de lamentos de gatos

lamento de amor de una ciudad apestada a hambre,

mira el niño la corona vistosa en la vidriera

vacío son los pies descalzos que solo saben de cemento caliente,

pica el olor a vainilla en su pequeña nariz

de tortas que un vendedor ofrece con cariz.

El amor revolotea entre el humo negro

el aire es espeso como el aceite verde que viaja por los ríos,

los ojos de la muchacha miran el cielo

las manos tajeadas

la caña azucarada,

los pechos desnudos…el campo quemado,

oscuros los pezones que miran como girasoles a su amado.


Pasea el picaflor por las plantaciones que imagina desde su ventana

mientras el cerezo se estira para recitarle los poemas

que las jóvenes lavanderas cantan en la montaña,


pica la caña caramelizada

de cuentos de una libertad

que sueña picando los barrotes de su jaula.




Javier Ramponelli: UNA POÉTICA

Cierta vez

vi a un perro perseguir a una avioneta.


Correrla a través de la pista

soltando tarascones

al aire

en el momento del despegue.


Un poema se domicilia en ese perro

hay un poema

que alquila una pieza por ahí

el intento desesperado

de morder

aquellas formas que despegan.



lunes, 3 de noviembre de 2025

Guadalupe Albornoz: MORDEDURA

debajo de mi están

son muchos lunados abismos

espectadores de todos los torsos que tuve cerca

sintientes del profundo universo de mis emociones

y sutiles ventiscas de rarezas


los observo

los toco

los cuento

de a uno

distintos

marrones y dulces


los uno con el trazo de mis dedos

salto sobre ellos

y prendo las notas musicales que escucho

y no se tocar en las cuerdas


ya van dos constelaciones

de muchos lunares ancestrales que cuento


miro los que tengo en el brazo izquierdo

se que son la huella de la bruja ardida por odio

quemada en la plaza del pueblo

la misma de la que jamás me contaron la historia


los del medio son escudo lunero

pienso son estrellas que han muerto hace rato

y cayeron entre los mundos que armo para existir

y seguir respirando lo que no entiendo


hay uno en el centro de mi panza

en él

respiraron mis hijos

por allí

les canté para que duerman de noche

y nazcan con los ojos abiertos


tengo varios

y creo que mañana tendré aún muchos más

quizás me vuelva uno de ellos algún día


y allí sea parte

aún más firme de todo este cosmos

que nada en el flujo de la sangre


en gotitas

y a goteras hacia el cántaro

se agrupan sobre los límites de la piel


juegan y juegan

bailan y bailan


en mi espalda

en mis manos

en mi rostro añejo

en mi toda


respiro el cielo

una nube ha dado la vuelta completa

y los vuelvo a contar



Leopoldo "Teuco" Castilla: EL AMANECIDO

A Maximiliano Witte


¿Qué estaré siendo yo de este lugar

que ha parido la presa de su cacería?

Entenado de mis muertos

llevo una flor a su caridad

para que vuelva en mí esta comarca,

pero es tarde,

el cielo envejeció

y el espacio ha crecido demasiado.


He gozado todos los sonidos,

me he dejado llorar

por ojos difuntos,

he besado a mi época en la lengua

y a esta altura

soy el cielo de mis fornicaciones

y la intemperie donde flameo, inhumano.


Entro a la tormenta de la casa vacía

y lluevo largamente,

con la copa en las raíces,

asfixiado por el aire,

y, enguantado por mi oscuridad,

pudro mi leña,

eyaculo el escenario,

pierdo los papeles, tacho la luz,

lastimo la función.


Los otros no saben que están dentro

de un día que no amaneció,

el que me he robado

mientras del suero de mi cerebro

se amamantaba la noche

cuando yo tiraba mis huesos al aire

y ni la muerte los reconocía.


Tengo dentro

un salto de pájaro espantado,

un niño helado en su futuro,

un camino que no deja de ir

y un árbol inmóvil

soltando frutos oscuros.


No hay contemplación: mi limosna es mi cuerpo.

Ya no me sirve el universo

ni le sirvo yo.


Hacia una luz inválida se va el día.

Y no me lleva.

Donde yo duermo, trinan como perras,

mendigas, las palomas.




sábado, 1 de noviembre de 2025

Graciela Cros: CENSO CANINO

Un hombre

toca el timbre.


Al salir

me pregunta

si tengo perro.


Le digo que no.


¿Y la cuchita?

señala,

apuntando con el mentón.


Es empleado municipal

y tiene el aire triunfal

de haber

descubierto

una falta.


Se me murió, le digo,

guardo la cucha 

de recuerdo.


La mención de la muerte

lo trastorna

y me pide disculpas.


Lo veo alejarse

y pienso

en mi padre.


En 

lo 

de 

él 

que

no 

guardo.



jueves, 30 de octubre de 2025

Daniel Freidemberg: OCTUBRE

Lluvia lenta y charcosa, hoy.

Dos autos rojos sobre el gris

y, por supuesto, taxis.

Hace un año, mi padre, su

gran cuerpo inocente en una clínica de extramuros,

me daba algo a saber. Soy

ese que pasa ante vidrio iluminado, ante

plástico blando, hierro pintado y mármol

como quien siente algo que llueve atrás: palabras

(“Oro”, una palabra: tres letras en papel fluorescente).

Ahora, arribado al fin a esta planicie del cosmos, puedo ver

algunas cosas: charcos,

hojas de paraíso en la luneta de un dodge,

dos “o” y una “r” fluorescentes, mármol, plástico y

cielo entre el agua, etcétera,

como quien dice “esto era todo”.

¿Esto era todo? Uno: ni azar ni error,

ni el cumplimiento del mandado de nadie. Dos:

saliva agolpada en la boca, tensión muscular.

Tres: manchas, rostros (¿igual que pétalos

en una rama húmeda?). Cuatro: esta ciudad

vulgar en la que vivo

es la misma en que amé y no creí ser amado. Cinco:

de la violenta madrugada, estas paredes

tienen fosforescencias como de mar, una

palabra me inquietaba, o dos. Seis:

lo que llamaba “el corazón”. Siete: la carne,

eso que está, no el alma, eso que al final

se retira y se aplana, terreno de nadie.



miércoles, 29 de octubre de 2025

Eugenia Cabral: PARA UNA ESTÉTICA DE LA VIOLENCIA

Odio las flores. Son como mujeres casadas.


El ocio de las flores. Su manera de abrirse a los labios de las abejas.


Mastico flores con furia. Les muerdo los cuellos tensos, los pezones de colores, las bocas fragantísimas. Les hundo la lengua hasta la raíz de la savia.


Diseco las flores. El odio a las flores. Mueren ahí, sin agua, en el jarrón. Algunas, después de muertas siguen perfumando.


Mastico el vocablo flores. Es trabajoso. Disléxico.


Mastico tus flores, las muerdo, las escupo, las beso, me relajo, me duermo, me muero; me estoy durmiendo, muriendo. Huelen a madre, esperanza, calabaza, ají, noche, seda, manos.


Las benditas. Las impuras.



martes, 28 de octubre de 2025

Franco Morini: SUEÑO

De modo que soñé

con un hombre anciano

que siendo mi padre

no tenía su rostro. 


Él y yo.

Yo y él.


frente al mar, 

amenazados

por un muro de sal,

hermanados

por la misma incertidumbre,

temiendo morir bajo el peso

de aquel muro


Mi padre

sin su rostro

dictaminó la cruel sentencia:

moriremos aplastados.


Desperté

de este lado

en esta orilla

sin mi padre. 


Luego

acaso muy tarde

lo supe


para vivir


para vivir

no queda más

que adentrarse

en las aguas.



domingo, 26 de octubre de 2025

Natalia Geringer: "cuando digo venga a nosotros tu reino"

Cuando digo venga

a nosotros tu reino,

como luz escapada entre dientes

es esta oración.

Ojos de naipes.

Desbaratados,

abruptos pozos

abiertos en el aire.


Cuando digo venga

a nosotros tu reino,

intento

con ganzúa

abrir el único ojo

de la aguja

que aguarda a los pobres.


Cuando digo venga

a nosotros tu reino,

soplo venturosa

sobre ramas secas.

Y enciendo un fuego

para entibiar primero

mi corazón.


📚 Del libro "Intempérica"



viernes, 24 de octubre de 2025

Leandro Calle: VOY A PLANTAR UN ÁRBOL

Voy a plantar un árbol

es probable que muera.

Yo quisiera no vagar entre los huesos

con el pan de la maldición entre los dientes.

Pero yo, voy a plantar un árbol.

Silencio en el silencio

pólvora y palabra.

Voy a plantar un árbol

para verlo crecer.

Es posible que lo derriben

que se seque

que muera sin dar frutos

pero yo, voy a plantar un árbol

voy a besar la tierra con las manos

y antes de que me castren la memoria

voy a cantar la errancia de la sed.

En tu corazón, voy a plantar un árbol

voy a insistir cada vez que lo arranquen.

Digo que voy a plantar un árbol, Palestina.

Quiero decir: la vida en medio de tus muertos.



Laura García del Castaño: LAVO LA SANGRE

“Antes un cubo de agua era más valioso que nuestros propios hijos" 

Tovognaze


Lavo la sangre de mi periodo en agua color café

Lavo la falla de mi nacimiento

Froto la censura del hombre

La mancha de la mutilación

La costura que es herida y amenaza

Ellos odian lo que no controlan.

No lo dejan ir. Yo lo dejo ir

Estrujo con fuerza mis bragas, como si torciera el cogote de un ave para el almuerzo

Como si exprimiera

la teta de una cabra famélica

El órgano entero de mi madre y de mis hijas

Lo dejo ir.

Lavo el musgo tibio de mi carne

La baba deslavada del universo

y ando así

Goteando sobre la sequedad intensa de mi pueblo

Me muevo lenta sobre los cultivos

para que nadie sienta el olor de

mi sangre desgajada y estéril

que a nadie alimenta

Hebra de madre muerta desmenuzada

no retenida

espesa fibra del baobabs

coágulo sin rostro

líquido terco, clandestino

pura arritmia del bosque

Mi cuerpo inundado

altera a mi padre avergüenza a mi hombre

Decepciona a los dioses

Sangro frente a mi esposo

Mientras estoy menstruando no puedo tocar sus remedios

ni sus amuletos, anulo su poder

Pero entonces apesto a mujer

No puedo evitarlo

Como el mandril

Esparzo el olor en dirección a mi obtuso rival

No puedo ser sumisa en esto

Sangro aunque me ordene que no lo haga

aún arrodillada ante él

Sangro y renazco

Anulo su poder

Lavo la sangre de mi periodo en agua color café

luego llevo el balde hasta la huerta

y riego

Espero que los brotes nazcan que mis hijas crezcan

que todo sea del color

de la tinta en que se impregna


📚 En "Mubarak" (2022)



jueves, 23 de octubre de 2025

Carlos J. Aldazábal: MOTIVOS

No es fácil perder tantas peleas,

remontar las tareas cotidianas,

decidirse a vivir con la náusea en la nuca.


Resucitar por día, por minuto,

reencarnado en helecho o en hormiga,

resucitar contrarreloj en la caída

para evitar morir de doble muerte.


No es posible aflojar: así es el juego,

esta sutil condena de continuar naciendo

                               a pesar de los otros.


Por eso es que persisto en mi disfraz de circo,

porque la risa y el amor son escaleras

que trepamos sin miedo mientras nos resbalamos.


Quiero decir:

tus ojos me han mirado,

y así vale la pena tanto esfuerzo.



miércoles, 22 de octubre de 2025

Susana Slednew: TAMBIÉN ANDO POR MI MADRE

también ando por mi madre

así llamada como yo

con igual fecha en los registros


somos dobles, pienso

y la puedo ver en este cuerpo

que ahora murmura por la casa

en esta forma de mirar las horas

este querer y no querer

que son dos ataduras que me llaman



otra ama igual que yo

otra es

la incansable elegía

que llora lo que me ha dolido


 

me instalo en su lugar

en el árbol genealógico: la reconozco

su voz es apenas esta boca abierta


en el rostro de mi madre

entre las rutinas de un hogar

que no es el mío


 

será por eso que voy de una casa en otra

por eso será que vivo en el poema

en su terreno urgente




martes, 21 de octubre de 2025

Alberto Muñoz: "ayer estuve en el Carrefour"

Ayer estuve en el Carrefour hablando con un espectro. Había vivido 

por años en situación de calle y la ola polar se lo había llevado. 

Caminaba por los pasillos del Gulag Carrefour guardándose en los 

bolsillos latas y chocolates.

De no haber sido un buen hombre no se hubiera ofrecido a guardarme 

en su bolsa la botellita de fernet, el queso y el pastrón. 

Conversábamos sobre política. 

El de seguridad del supermercado se aproximó a la góndola donde 

conversábamos comiendo turrones. 

Devolví el queso, el pastrón y el fernet. Me dejaron salir del Gulag; 

me perdonaron, tuvieron piedad de mí.

En la escalinata, con un frío mortal, me esperaba el espectro con 

dos panes robados. Hablemos de política. 



viernes, 17 de octubre de 2025

Fernando Noy: PESO PLOMO

No necesito nada más que esta lapicera

prestada por el mozo

ni otro sobre de azúcar para el café

bramando en la resaca

tampoco el pago de una cerveza octava.


Guardo intacto

el coraje de hacer un paga Dios

como en los setenta

por las farmacias de turno

cuando la poesía anfetamínica

se compraba sin receta.


Viajo solo en medio de la huelga

entre panzas vacías

con razón vociferantes

y ningún encontronazo

junto al musculoso estibador

mientras dura la espera

en la protesta augusta

que hasta cortó la calle

con su semáforo

chorreando lágrimas de sangre.


Masacre sin piedad

para los mustios habitantes

de bairestremens.com.


Mientras leo en cerebros

de los otros viajeros.

Ese, de anteojos negros,

va a llegar tardísimo a su cita

con el andrólogo.

El que viaja a su lado

sólo piensa en robar

la corona de oro de la Virgen del Once

pero también

el busto de bronce de algún prócer

para revenderlo

enseguida

a peso plomo,

vapuleo.


Así nace esta queja

sobre mi cuaderno Avon

en pleno verano

cuando el hospital de poetas

parece aniquilado

aunque nunca existiera la cura

de sus males

ni siquiera un cuarto gratis y fresco

donde no morir de pie.


Ahora,

destrabada la marcha

con las vitrinas de El Molino

destrozadas a huevazos

es cuando el maldito patrullero

se sube a la vereda

y como a la estatua de Santa Claus

me alumbran

entre dátiles

aunque igual nada vieron.

Mayor fue el miedo

de volverte invisible.


A distraerse ahora

con tu milonga hacia la autopista

Tacos de punta baratos hundidos en la brea

hirviendo aún más que el cuerpo

del que paga

y al finalizar la faena

regresar leyendo esos versos abyectos que has escrito.


Soy el que cree en la avenida Corrientes

acunadora del tango y de Tanguito

que se incendia en el río

justo cerca de la Casa Rosada

ese postre fucsia envenenado

en los cachetes.


Confundo palomas con empleados

de oficina

usan la misma gris corbata

que les impide el vuelo.


Soy quien cantara a Safo

además de encerar los dedos

de la hidra de Lesbos

con ungüentos de acero

pero ahora

ni consigo colarme

en los recitales de Gal, Chavela

o La Felipe.


Igual

como siempre

el buen clima regresa

tras la huelga a lo lejos

cada vez más ajena.

A causa de ella

me pasé de parada

pero sigo escribiendo.


Es preferible el asco bien narrado

a la culpa de sobrevivir triunfales.

Sin tener cómo,

dónde,

cuándo

a quién decirlo.



Marisa Martínez Pérsico: ESTADO DE EMERGENCIA

He intentado protegerme del amor 

como de los ladrones:

poniendo rejas 

en todas mis ventanas. 


Así entraban el viento, los susurros,

la mansa claridad del mediodía

con aparente libertad por los barrotes.


Estar completamente a salvo

exigía reforzar la puerta.

Incorporar una verja de metal

a prueba de ganzúas. 


Por fin me siento invulnerable

a la amenaza exterior.


Queda por resolver

cómo salvarme

si la casa se incendia.



jueves, 16 de octubre de 2025

Sandra Cornejo: Todo lo perdido reaparece

Descorre

lo que separa un mundo de otro

quita el velo

y todo lo perdido reaparece


la vida se muestra

para que el ojo la alcance


abre

lo que separa

un mundo de otro

(lo perdido)


retoma la sutura

cose

la tela que será de alguna forma mejorada.



miércoles, 15 de octubre de 2025

Daniel Samoilovich: La sombra de mi mano derecha

La sombra de mi mano derecha

es una mano izquierda - lo que escribo

alguien lo escribe desde adentro del papel,

la punta de su lápiz contra el mío.

Me gustaría saber si ése es feliz.

Me gustaría saber cómo suenan

esos versos que corren al revés

rumbo al Oeste de un mundo inclinado.




martes, 14 de octubre de 2025

Loreley El Jaber "CONJURO"

Ay, hijo,

qué te hacen

qué quieren.


Deciles que tu mamá es inmensa

más grande que el universo

que tiene un odio antiguo acumulado

en sus manos

que puede deshacer el hilo

que sostiene

una

a una

sus pequeñas almas.


Ay, hijo,

qué quieren, qué te hacen.


Hoy te vi rendido

y llena de odio convoqué la negrura y

tuve miedo.



Rodolfo Edwards: LA ORDEN ES VOLVER A LA CALLE CORRIENTES

la orden es:

volver a la calle Corrientes

a disfrutar de nuestra última primavera


el tiempo arranca

con mano severa

las hojas de los árboles

los discos de Pink Floyd

las famas de los actores municipales


la orden es:

volver a lo mismo

a lo que nos quitaron

al tobogán en su declive exacto

a los parques como planetas

a la copa llena

germinando en las muecas del destino


¡que nunca se muera la luna!

ella alumbra con sus focos

todas nuestras apariciones


en el centro de la ciudad

el grito sagrado de los compañeros

tapando el canto porcino de los canallas


cuando nos marquen

la última cruz

de nuestros corazones averiados

todo volverá al principio


un niño inquieto

gritará ¡tierra!

desde la ventanita del Obelisco



domingo, 12 de octubre de 2025

Mariana Bolzán: LAS GOLPEADORAS

Se usaba dar golpes cortos

con el palo de la escoba

contra los azulejos de la cocina


un sistema de urgencias refinado

mi madre: Marita te-nés teléfono

mi tía: andan pi-dien-do


cada golpe traducido en la otra cocina

era código morse exitoso

porque de sol a sol bailaba

el trajín de la cadencia familiar

un sistema de aviso perfeccionado con el tiempo

mi abuela: que tu madre está des-com-pues-ta

mi madre: que las chicas se quedan solas, es-ta-te atenta


las golpeadoras no eran sino

las armas de dos reinos espejados

dos puntas de una misma soledad

mediadas por la fina

capa de la sangre.



Diego L. García: fotografía de un café

leamos los (puntos suspensivos) como lo que completa la fotografía de un café y sus circunstancias. en el agua ondularon palabras y más. no ...