Usabas camisas color café
jeans gastados
mocasines negros.
Me llevabas en el falcon verde del ´65
con la chapa picada que dejaba ver el asfalto
pasando rápido bajo los pies.
A veces lo que te crecía adentro
te ponía nervioso y me pegabas cachetazos
yo te odiaba.
Pero ahora que no estás te quiero.
Te olvidé
para hacer de cuenta que podía seguir adelante
tener la vida normal de una chica de diez años.
A veces volvés en la tarde
y me esperás a la salida del trabajo
apoyado contra una pared fumando un cigarrillo
con tu camisa color café, marcando en el diario
resultados de viejas loterías
y películas de Polanski.
Nos saludamos, tomás mi bolso, pesado
y nos vamos tomados del brazo
caminando despacito
sin que nadie pueda decir
que estás muerto.

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