Lo que quiero decir
casi siempre me es escamoteado.
Lo que quiero decir, es decir
lo que nunca debiera torcer su dirección,
pero que siempre fatalmente
se tuerce y malogra.
Nunca tuve una buena relación
con las palabras y cuando ellas
me llegan ya casi no me sirven.
Sólo a veces vislumbro la felicidad
de lo que debió haber sido.
Es cuando me abandono, callado y destruido,
al flujo suave de la tarde
sin más intención que la de mirar
el lento movimiento de las nubes
y dejarlas hacer.
Entonces percibo el rumor
sereno y silencioso.
Sentado en mi vieja reposera
miro el cielo vacío
y escucho lo que nunca escuché.
Pero lo escucho como su viniera de muy lejos
y no tuviera para mí
ni principio ni fin
y por eso mismo
nunca pudiera ser escamoteado.
📚 De "Trabajo nocturno"

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