Piensa que cada
región de la llanura
es una extensión
de arbustos, zanjas y lagunas
aves, ríos
y restos de barro
paja seca.
Esa línea infinita
que se ve en el horizonte
tendrá
la luz del desierto.
Nada cesa
en este sitio: ni un poco de aire
ni el fuego ardiente
de la quietud matinal.
No cesan las lluvias
ni tampoco la transparencia del sol
al otro día.
Entre las luces últimas
sucede una historia
que es como un líquido
corriendo
al medio del pecho.
En las márgenes del río,
muy cerca,
se abrazan
dos adolescentes. Se ríen, aprovechan
el aire
alrededor. Se acarician apenas desnudas, vuelven a reír.
Caminan, corren
parecen no tener miedo
a la mutua fascinación.

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