En la danza de oscilación
que da el pie junto al camino
en la certeza elástica de la duda
en la encrucijada de "por ahí no
perpendicular al "acceso
al gran motivo"
bailamos
no importa si uno no oye melodía
unas alas vigorosas se agitan en el todo
un viento intangible y su música
hace que sigamos en este baile
como muñecos rebeldes
de una coreografía
siniestra, frenética, tierna y excitante,
a veces en un juego de momia
con un rictus de yeso
también giramos las aspas dolorosamente
en un ritmo que retuerce la espina,
sí! y duele, sí! y
allí queremos la silla
la pausa
pero si anuncia su próximo fin la música
y se apaga la luz
queremos seguir bailando
queremos seguir
y nos hacemos polvo
en un inmenso sol naciente
y nos perdemos
ascendiendo por las ramas
mientras las hojas más verdes del paisaje
baten palmas de despedida
en honor a nuestra historia bailada
a nuestro pendular ritmo
en la existencia.
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