Cuántos años caminaste esta tierra
sin saber qué eras,
de dónde viene el tedio,
de qué tan lejos un domingo a las seis de la tarde.
Te habías alistado en la vida de todos.
Eso fue antes de que pisaras la trampera.
Donde hubo un cielo sin sentido,
el mismo sol quemándose,
la misma luna tornadiza,
ahora hay un par de ojos
que miran a través de tu carne.
Una boca que habla y dice lo que ve.
Hay signos desperdigados en tus células
que todavía permanecen ilegibles,
por eso los quemo con un clavo.
No habrá alivio.
Ni en la hoguera, ni en la lluvia.
No me sigas.
Tengo el paso ligero.
Los siervos que me escoltan van borrando mis huellas.
Cuando los suelto, son cáscara vacía.
📚 "Hechicerías", Sigamos enamoradas, 2024
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