Esta mañana
un colibrí se apostó
en el aire bordeado
por el marco de la puerta
como un balón
que apenas traspasase
la línea de gol
Permaneció ahí unos segundos
observándome
vertiginoso
etéreo
casi viento
y acaso preguntándose
cómo yo con mi desmesurada
mole podía sobrevivir
a esta inercia tan humana
a este duelo de voluntades
con la actitud de un caracol.
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