domingo, 31 de agosto de 2025

Eduardo Espósito: UN COLIBRÍ SE PREGUNTA

Esta mañana

un colibrí se apostó

en el aire bordeado

por el marco de la puerta

como un balón

que apenas traspasase

la línea de gol

Permaneció ahí unos segundos

observándome

vertiginoso

etéreo

casi viento

y acaso preguntándose

cómo yo con mi desmesurada

mole podía sobrevivir

a esta inercia tan humana

a este duelo de voluntades

con la actitud de un caracol.



jueves, 28 de agosto de 2025

Maru Chianalino: EXCURSIÓN

Apenas un mordisco

y empieza el viaje.


Mis dos hermanos y yo escupimos las semillas

hasta pasar la red imaginaria

que cuelga entre dos banquitos de madera.

Nuestras manos chorrean un juguito dulce

nuestras bocas, inmensas

se tiñen de rojo brillante.

A pura carcajada

vencemos el miedo 

a que nos crezca una sandía en la panza.


¿Será que la máquina del tiempo

a veces es una fruta

con gusto a verano de la infancia?



Vicente Luy: "¿será el amor que se aleja?"

Apenas pasa la tormenta

los riachos de montaña embrutecen

y retumban

arrastrando árboles, gente

y algunos amores.

Yo una tarde

perdí un par de zapatillas

y vi pasar a una señora

rebotando río abajo contra las piedras

sin oponer resistencia.

Y me tenté, pero no me tiré.

Todo ese día fui el que no se tiró.

La lluvia de ayer, tarde

y noche,

fue mayúscula;

y si bien en casa otra vez hay goteras

y yo estoy sufriendo

mi susto fue lejano.

En el barrio ya no quedan montañas

y las diagonales sólo dan remansos.

Pero un día después, hoy, aún húmedas

las puertas,

siento pánico y violencia.

¿Será el amor que se aleja?

No, no dije tristeza; dije pánico y violencia.

Vos quizá te acuerdes; yo soy

el chico que perdió las zapatillas

y la parrilla y una remera

y trepó, presa del pánico,

justo a tiempo para ver pasar a una señora

que ya no era una señora

rebotando río abajo,

a pasos de Icho Cruz. Y se tentó

pero no se tiró

–todo el día fue el que no se tiró–

Y hoy, mucho tiempo después,

un día después de una tormenta

siente pánico y violencia.

¿Será el amor que se aleja?



Andi Nachon: "besá el futuro"

Besá el futuro, como se besa toda

posibilidad o la espera

de eso que los días traen y se llevan. A cada

tramo recorrido, acariciá ese

mañana posible para ver la manera

en que la hoja de papel cae los siete

pisos del edificio sobre el bar king sao. Y es sólo

ahora. Traslado

de nada hacia menos y al tiempo

la consistencia firme

de esa hoja cayendo, su peso

ante el hueco que cualquier

mañana presenta. Poca

cosa más allá, tus ojos

—y los míos—

necesariamente abiertos. No más.



lunes, 25 de agosto de 2025

Ivan Taylor: "tu recuerdo ya no duele tanto"

Estos días 

tu recuerdo ya no duele tanto

ya no es un escopetazo,

ni un latigazo amargo

ni un retiro completo del suelo

ni una puntada en la garganta.

Tu recuerdo se parece más a un pellizco

o mejor, 

a un empujón o una zancadilla. 

¿Será que te estás cansando de aparecer?

¿Será que hay algo mejor allá 

entonces

yo

tenía razón? 

Será que estás 

como me gusta decir

definitivamente más allá de las preguntas. 

Ya conoces todas mis miserias y mis cosas buenas

ya no tengo que contartelas.

Si es así, sos el amigo total,

que lo sabe todo. 

Sabés 

que estoy un poco asustado

que no duermo bien de noche 

que me cuesta no fumar

el último cigarrillo. 

Estás del otro lado

sos parte del saber universal. 

Y yo sigo acá 

en mi interpretación de estas moléculas de carbono

lo que llamamos vida. 

Tu recuerdo ya no duele tanto

y quizás por eso

pienso

que de alguna manera

se vuelve un ejercicio piadoso.

En suma

tu recuerdo es lo que me diste

una manera de perdonar. 

Tal vez un día me acuerde de vos 

y me ponga a reír, 

sin ninguna razón aparente. 

Por el momento

acepto esta forma 

de aparecer de imprevisto 

tu recuerdo pellizco

que me deja un rato inmóvil

cómo quien salió de su casa

y olvidó las llaves 

o la billetera

y está muy lejos para volver.



sábado, 23 de agosto de 2025

Alejandra Boero: espejismos

El agua abre círculos

bajo el rostro de Narciso.

El reflejo sostiene su mirada

y la recorre.

Muestra un cementerio,

un orden de lo ancestral.


Rostro y reflejo se funden

como el hierro en la fragua.


Narciso no se reconoce

en esa alquimia.

Una geografía de espasmos

describe su lucha.


El recuerdo de pútridos naranjos

y retorcidas herrumbres

desarma su belleza.


En sus ojos, la muerte.

Negadora.

Familiar.



Mario Nosotti: "entender lo que había"

Llegué a la madrugada. La casa estaba fría


y dormí en la cocina. Tiré el colchón,


puse dos o tres mantas y prendí los mecheros.


Me quedé hasta muy tarde imaginando la


futura oscuridad, siguiendo su contorno.


Aunque los vidrios estaban empañados


supe que afuera helaba y bajo las estrellas


duras y relucientes, estaba yo.


Recién llego y ya empiezo a leer, sentirme


solo. No es la prueba, la que hago, ante al paisaje,


el hábito del monje quiero desarmar.


El teléfono suena en medio de la noche:


hiciste bien en irte.


Trato de ver su cara, entender lo que había,


detrás de mí ignorada decisión.



jueves, 21 de agosto de 2025

Carina Sedevich: aprendí de mi madre la palabra "invisible"

Para Carla, que ama los unicornios                             

                         y se parece mucho a su abuela Griselda 



Aprendí de mi madre la palabra “invisible”

mirándola cuando se peinaba.


Una palabra afilada y aceitosa,

con algo de cartílago animal.


Me recordaba al antílope, mi madre:

sus huesos finos, sus caderas gráciles,


y sus colores bronceados, también.

Tenía cosas que no podían verse


debajo de sus uñas y su pelo,

debajo del vestido y del polvo de su cara


y del perfume, incluso, de ese polvo

y todavía debajo de su piel.


De su encanto discreto, como de hoja

de árbol, finalmente aprendí a esconderme.


Aprecio los visillos, las enaguas,

los echarpes y las medias de seda,


los anteojos oscuros, los papeles

para forrar cuadernos, los esmaltes,


las hebillas de nácar, las palabras.


Esas palabras que fueron forjando

mi dura vara para medir las cosas.


Y esa palabra invisible y poderosa.

La palabra mágica. La clave


de la esperanza y la transmutación.

Ese unicornio que peinabas, madre.



miércoles, 20 de agosto de 2025

Rolando Revagliatti: Pablo Picasso

Me quedo con tu ojo derecho

con tu suma de destrucciones

con dientitos que sin embargo son una sonrisa

con ese y con cualquier otro de tus sombreros y bonetes

a candoroso sobrenivel de las cabezas


Dicen lo que son esos dedos desnudos

estrellitas erectas

en franjitas erectas

había lo bonito debajo de los cuernos


En el ojal un colibrí

despunta donde yo vi una llamarada


Labios o peces de los arrabales en las paredes de una capilla

un cura de espaldas a una mujer de perfil

invitación a los bordes de una mujer de espaldas

plaza de sombras y banderas

pisan toro y torero

un seno rubio despierto debajo del collar

rostro del tamaño de su pezón sorprendidísimo


Demasiadas escarolas detrás de los pabilos

disponiendo de orejas, manoplas o tal vez marimoñas

y perpetuando un guitarrón asimétrico

ojo con el que me quedo


Una gata me huele antes de enloquecer

y se fuga entre curvas y penes aguileños

y un gallo en pastel se fuga con la gata.



lunes, 18 de agosto de 2025

Florencia Lobo: PERROS DEL INVIERNO

Llegan noticias de mi ciudad.

Enloquecieron los perros

como enloquecen los vientos

o las flores que nadie mira.


Perros que quizá

una vez fueron Toby

o Negro o Lola

reunidos en las calles

mordiendo el aire

sus sombras

los cuerpos que atraviesan

el reino transparente del invierno.


En geografías lejanas

los hechos extraños duplican

la extrañeza.


¿Se acordará la gente?

¿Se acordará?


Hablo de un verbo en desuso:


acordarse es irse del olvido

y también despertar,

ponerse cuerdo.



sábado, 16 de agosto de 2025

Osvaldo Aguirre: ROMPER EL HIELO

Romper el hielo

era su especialidad.

Contaba intimidades

de la vida familiar,

bromas, grandes pavadas,

era capaz de perder el tiempo

de mil maneras y de pronto

estábamos en medio del tema,

el problema por el que yo

buscaba su consejo,

no sé si más tranquilos

pero al menos relajados.

Podía ganarse la vida

como animador de fiestas,

pero se había recibido

de abogado cum laude.

Cada vez que me encuentro

con personas que hablan mucho

lo recuerdo, esas personas

que no se escuchan y tardan

en darse cuenta de lo que dicen.

Si es que se dan cuenta.

No soportaba a su mujer,

se explayaba al respecto,

pero la idea de levantarse

por la mañana y no ver

a los hijos contenía

las ganas de mandarse

a mudar porque hay cosas,

decía, que pasan una vez

en tu vida y no se repiten.

Esa era su gran lección.

Fue algo que se le escapó,

un pensamiento en voz alta

que no me iba a servir,

más bien lo contrario,

todo lo contrario, tanto

que no lo puedo olvidar.

Sé lo que hago, entonces,

cuando me alejo de los que hablan

y te dejan solo con lo que dijeron,

un peso imposible de levantar.



Débora Dricas: "la pequeña bailarina"

en audiciones y clases

esa niña muere

muere para ser

niña con hambre


el telón levanta

esa niña renace

cisne blanco 

en puntas de pie


cae el telón

la indiferencia

cisne negro

ahora es de bronce


A partir de una obra de Degas, "La pequeña bailarina de catorce años".



miércoles, 13 de agosto de 2025

Raúl Orlando Artola: ESCRIBIR ES UN ACTO DE AMOR

Escribir es igual que amar. Es tan difícil como amar. No se puede enseñar

ni se termina de aprender nunca.

 

Cada vez hay que empezar de cero. Cada acto de escritura o de amor son

únicos y la experiencia no sirve para nada. Siempre somos aprendices.

 

Podemos cometer menos torpezas con el tiempo: no se puede avanzar

mucho más.


Las dificultades son siempre las mismas: qué hacer, cómo decir, para que

lo que hagamos, para que lo que digamos, sea verdadero, no tenga al ego

por delante, les sirva a otros y sea digno de recordar.

 

Ah, y que la empresa no nos fatigue tanto como para hacernos creer

que ya no vale la pena.



Michaela Osorio: EXILIO

Armando las valijas, desarmo el corazón

sé que tengo que llevarlos a los cuatro, lo imprescindible

Ernesto no quiere, se niega a irse

no puedo obligarlo.

.


Mientras guardo apurada todas mis cosas, llorando,

pienso que me llevo todas mis tristezas

pero también todas mis alegrías.

.


Voy a la biblioteca y busco un diccionario,

voy a necesitarlo

para poder hablar esa lengua otra,

que desconozco pero tengo que aprender.

.


Me llevo algunos libros y mis perfumes

guardo poca ropa, la valija tiene que ir con lo justo.

.


Busco un mapa, necesito entender a qué país me estoy yendo

y saber que al regresar

ya no seré la misma

ni podré reparar

todo lo que en el viaje

se rompió.

.



martes, 12 de agosto de 2025

Enrique Butti: "la llegada de la poesía"

Escucho y escucho teorías, dijo,

atendí durante toda mi vida

a teorías

sobre cómo predisponerse

a la llegada de la poesía,

pero jamás nadie

me anticipó

que podía llegar un momento

en que tendría que encontrar la manera

de escapar de ella.


Plantándose delante

con sus túnicas y sonajeros

su lengua de ahorcada

su bocina de victrola

siempre inoportuna

cuando yo me tiro, dijo,

para conectarme al respirador,

cuando me caigo

en los primeros brazos que encuentro

para conectarme

a un corazón artificial

cuando me despierta

el grito de mis sueños

ahí está

en el medio

tirándome la manga,

haciéndome una zancadilla,

la bobita

parlanchina.


Como la fama

que sólo ama a quien la desprecia,

la poesía sólo visita

a quien

alguna vez la cortejó

y ahora tiene otras urgencias.

Y entonces

o la echas a patadas

o te ahoga.



lunes, 11 de agosto de 2025

Ohuanta Salazar: nombre originario

Supe que mi bisabuela Rivella vino de Italia pero

yo ando buscando mi nombre diaguita-calchaquí

y no hallo embajada donde acudir.


Sé que ahí están, esos genes, cada vez

que suena el viento como siku entre las cañas

y en la piel trigueña de mi padre Salazar

o en la nariz de mi abuelo González y en esa

sabiduría de yuyos de mi bisabuela Sánchez Paz.


¿Quién habrá sido mi tataratatarabuela y la abuela de su abuela?


Acaso una niña allá, en Ibatín, sometida

por  los changos de Diego de Villarröel

o la habrá matado el paludismo, el hambre o

la zafra bajo el sol.


Tal vez fue una alfarera o tejedora o estuvo

en los cerros resistiendo, montonera

y en los valles o el monte parió a una guagüita mestiza

y le cantó, bajo la luna, la canción de sus ancestros,

nombrándola al oído: Killawarmi o Intihuasi,

hasta que algún criollo la anotó: María o Josefa o Silvia.


Ando buscando mi nombre diaguita-calchaquí y por ahora

para no engañar tanto a mi sangre, me bautizo

con un nombre que recuerdo susurrado a mi oído: Ohuanta,

el hogar de mis abuelos, al pie de los cerros verdeazules,

tierra adentro.



 

domingo, 10 de agosto de 2025

Misael Castillo: descubrimiento

Los silencios

nos trabajan

en las noches.


¿Cuál es su trabajo?


En tanta oscuridad,

no tenemos

más que las palabras.


Nos movemos

como torcazas ciegas

que comunican

con el movimiento

del ramaje.


Buscamos la luz

sin abrir los ojos.


Elegimos

ese modo

para descubrirnos.




sábado, 9 de agosto de 2025

Maraluza Maranesi: "en la daza de la oscilación"

En la danza de oscilación

que da el pie junto al camino

en  la certeza elástica de la duda

en la encrucijada de "por ahí no

perpendicular al "acceso

al gran motivo" 

bailamos


no importa si uno no oye melodía

unas alas vigorosas se agitan en el todo

un viento intangible y su música

hace que sigamos en este baile


como muñecos rebeldes

de una coreografía

siniestra, frenética, tierna y excitante,

a veces en un juego de momia

con un rictus  de yeso 


también giramos las aspas dolorosamente

en un ritmo que retuerce la espina,

sí! y duele, sí! y 

allí queremos la silla 

la pausa 


pero si anuncia su próximo fin la música 

y  se apaga la luz

queremos seguir bailando

queremos seguir 

y nos hacemos polvo

en un inmenso sol naciente 

y nos perdemos

ascendiendo por las ramas

mientras las hojas más verdes del paisaje

baten palmas de despedida

en honor a nuestra historia bailada

a nuestro pendular ritmo 

en la existencia.



viernes, 8 de agosto de 2025

César Cantoni: libro de poesía

Leo el primer poema 

y no hallo una muchacha

dispuesta a seducirme.


Leo el segundo poema 

y no hallo un taxi que me lleve

hasta el Paseo del Bosque.


Leo el tercer poema 

y no hallo una pistola     

para apuntarle al autor a la cabeza. 


De manera que cierro el libro

y me pongo a mirar por la ventana:

afuera, la poesía de la calle

escribe su espléndida página diurna.



jueves, 7 de agosto de 2025

Alicia Vicenzini: "mi pequeño y propio arte"

Para escribir estos versos

muchas pérdidas atravesé

las del cuerpo

la mente

el alma

soportar que no hay en el baúl

más que un disfraz que provee mil máscaras

un sombrero

un vestido y un collar

guantes y zapatones viejos

todo eso necesito

cuando al mundo con timidez me atrevo

con estos recursos que encontré

construí

mi pequeño y propio arte.


📚 "Escondida", Del'Aire, 2017



miércoles, 6 de agosto de 2025

Mariano Peralta: balada litoral

¿de dónde volvés, hijo, Tatanzón?

¿de Tatanzania?


ese lugar, ma’, es nuestro

y siempre lo será

pero jamás estuve ahí

vuelvo de la isla

cruzando el río muy adentro

encontré el futuro

y ahí estás viva vos

y están vivos los abuelos

vuelvo de ese país que tanto quisieron

me recibió una familia en su seno

su mesa fue la mía

sus sueños fueron mis sueños


¿y a qué volviste, hijo, Tatanzón?

¿a abrazarme?


este abrazo, ma’, es nuestro

y siempre lo será

pero no vuelvo para eso

es para despedirme y agradecer

de tu amor

el gajo dulce que me tocó

es para recostar mi cabeza en tu regazo

por última vez

es para repetirte que estás viva en el futuro

y estaremos juntos pero acá ya no

acá queda este abrazo sin nosotros


¿y dónde está tu padre, hijo, Tatanzón?

¿acá

o allá donde te vas?


el tiempo, ma’, es nuestro

y siempre lo será

pero el pa’ no está en el tiempo

nada en el río y camina en la isla

que separan este presente

del futuro al que regreso

es inmune al hambre

y al frío   pactó una tregua

con las alimañas   es un Caronte

descalzo y sin canoa

que acompaña sin estar



martes, 5 de agosto de 2025

Lidia Rocha: cuántos años caminaste

Cuántos años caminaste esta tierra

sin saber qué eras,

de dónde viene el tedio,

de qué tan lejos un domingo a las seis de la tarde.


Te habías alistado en la vida de todos.


Eso fue antes de que pisaras la trampera.


Donde hubo un cielo sin sentido,

el mismo sol quemándose,

la misma luna tornadiza,

ahora hay un par de ojos

que miran a través de tu carne.

Una boca que habla y dice lo que ve.


Hay signos desperdigados en tus células

que todavía permanecen ilegibles,

por eso los quemo con un clavo.


No habrá alivio.

Ni en la hoguera, ni en la lluvia.


No me sigas.

Tengo el paso ligero.

Los siervos que me escoltan van borrando mis huellas.

Cuando los suelto, son cáscara vacía.


📚 "Hechicerías", Sigamos enamoradas, 2024




  

Tania Favela Bustillo: sóplame al oído

Sóplame al oído  (dijo)  que no vaya a decir ninguna estupidez


al oído y luego a la boca  (sóplame)  (dime ahí)  en lo cóncavo


ahí  (desde ahí)  que resuene tu voz en silencio    adentro


tu voz con todos sus sonidos en silencio  (en lo cóncavo)


─pensó─    y pensó en ese caracol que es el oído


                                   ese caracol que escucha    la espiral ─pensó también─


la voz entrando (o saliendo) por la espiral


                                          (ahí sóplame) ─dijo─   al fondo de esa espiral   arriba


la escalera de caracol?


                               ─pensó─   el vértigo de la caída


                                                    como si no pasara nada/ pero todo pasa


un susurro al oído  ─eso es todo─  el aliento cálido que entra


                                                                ─el caracol que se estremece─   eso es todo



             la vida  ─pensó─  es un susurro.


📚 Del libro "La marcha hacia ninguna parte" (Komorebi Ediciones, 2018)




lunes, 4 de agosto de 2025

Juan Carlos Moisés: perro negro tallado en la nieve

Si al galgo negro le dijera que en estos días animados

es posible concebir la realidad con liebre albedrío

me diría que los juegos de palabras no son lo mío.

No es necesario engañar a nadie con el lenguaje,

esa especie de conciencia crítica en la memoria. 

Las cosas tienen su maravilla y su complicación 

y los sueños no se pueden torcer en el sueño. 

Las palabras piden estar donde las cosas suceden: 

quieren seguir en escena, despiertas y fantasiosas, 

con sus ropas y sus historias para ponerse.

El poema se talla como a un perro negro en la nieve.




domingo, 3 de agosto de 2025

Miriam Cairo: senos pequeños

I

Noto que mi mano se ha vuelto torrencial de tanto escribir la palabra torrente.

De puente a puente, de orilla a orilla.

Voy a morir, poesía, mostrame tus senos.

Yo no soy una poesía voluptuosa.

Soy un poema que va a morir, quiero ver tus senos, escuchar el gran zumbido de tus células alfabéticas.

A qué se debe ese terrón desnudo.

La vida es breve, demasiado larga, quiero morir en lo que he soñado.

Hablás como si hubieras nacido para ser poeta.

Hablo con la palabra encorvada.

El ala encorvada y las malas influencias.

Tus senos enormes como una nube de tormenta, quiero ver, poesía.


II

Que no soy una poesía de grandes senos, te he dicho.

¿Qué es grande?

Un doctorado en sismografía.

¿Qué es un tulipán rojo?

Una constelación muy muy baja que se yergue hasta una altura desusada.

¿Acaso un talismán?

Un presagio.

Un presagio.

Pienso en aquellos poemas, en sus ademanes grandiosos, en sus palabras de amor. He pasado muchas noches junto a esos versos. Lo que hicimos ha sido parcial, parcialmente oculto, parcialmente humano, completamente divino.


III

Soy un poema moribundo, mostrame tus senos.

De todos los ensueños, éste me parece uno de los más desarmados.

Si yo fuera poeta, aconsejaría a los que padecen de angustia, que respiren con la palabra aire, con cada una de sus vocales. Con la palabra ante los ojos no se puede hacer otra cosa más que respirar. Con la palabra senos, pasa lo mismo.

Es tan inexplicable el lenguaje como el sueño nocturno.

Si fuera poeta, diría que esas pequeñas arpas eólicas están colocadas por naturaleza en la puerta de nuestro aliento, pero soy apenas un poema. Mostrame tus senos que voy a morir.


IV

Cuando prolongo sin fin mis sueños de poesía rebelde llego a pensar que mis senos pequeños son los senos de la inmensidad.

Estoy muriendo.

Son un espacio sonoro que comienzan con un suspiro y se extienden hasta la calma ilimitada.

Estoy muriendo.

Y lo ilimitado penetra en todo lo que no hacemos o hacemos mal o hacemos siempre o hacemos con manos de muñeca.

Estoy muriendo.

Pero estos senos mínimos no son más que sueños.

Quiero ver tus sueños. Estoy muriendo.


V

La oveja se está comiendo un lobo.

Asombra la dulzura feroz del lobo, de la oveja, del apetito.

Tengo en la memoria un poema tan presente, tan inmediato como un olor, como el color de aquella flor que es presagio, como si todos los universos estuvieran aquí.

Soy yo ese poema y está muriendo.

Ese poema entre los dientes del lobo, lleno de agujeros por donde pasa un hilo incandescente.

Tus senos.

No hay gran cosa más allá de este hilo que entreteje la oveja, el lobo y mis senos.

¿Cuánto miden tus versos, tus senos?, ¿cuántas sílabas, metros, frases, estrofas, palabras?

Una vía láctea que se mide en pensamientos.


VI

Estoy muriendo.

Implacablemente, alrededor de un astro amarillo, dulcemente, la oveja se está comiendo un lobo.

La tierra se enfría y yo muero.

Otros sistemas de astros y satélites darán nuevos lobos, nuevos poemas, otras especies de eternidades alimentarán a nuevas especies efímeras, y lo pequeño será inmenso, como mis senos.

El título está cansado de estar arriba mío, las palabras se acomodan unas al lado de otras como muertos a la luz del día y yo moriré de no ver tus senos, aunque sólo sea una ilusión dejar de existir.



sábado, 2 de agosto de 2025

Diego Suárez: (nuestros cuerpos se han rozado)

Hemos comido,

hemos bebido,

se ofreció postre.

Hemos levantado la mesa

(nuestros cuerpos se han rozado),

hemos lavado los platos

(nuestros cuerpos se han rozado),

un cigarrillo se enciende

(se abre una ventana)

y se convida ¿té o café?,

se sirve, se rechaza, se agradece,

se continúa conversando

acerca de las películas por ver,

de las vistas, de los libros que nos gustaron,

de los desconocidos, de los prestados,

del viento reparador

que debe estar soplando en la costa,

de lo temprano que hay que levantarse mañana,

de una última cerveza en el quiosco de la esquina

(abierto todavía), de lo tarde que se hizo,

mejor me voy, gracias por todo. Suerte.


La puerta se cierra.

El silencio por la mitad,

la botella por la mitad,

la soledad por la mitad

(nuestros cuerpos se han rozado).


📚 (De lo habitual -ed. De l’aire-2021)




viernes, 1 de agosto de 2025

Raquel Jadusliwer: "alcanzar esa orilla"

Alcanzar esa orilla, bordear el agua mansa

al cada vez de la memoria de la mano del padre.

Se vuelve, se vuelve a perpetuidad. Vuelven

conjunciones anómalas de dolor y esperanza 

de la mano del padre. Mi mano era incipiente. La tuya

era el lugar seguro, era el albergue cóncavo,

era el puño convexo, alzado contra los fantasmas

del Mal indestructible, para que así nos diera

el sol a pleno y eso fuera la vida, abrir una picada

entre las cortaderas, abrirnos paso al sol.

Ese era el proyecto que nos ofrecías.  Aún no lo sabía.

Ahora me doy cuenta. Esto que digo ahora

es agradecimiento



Oscar Agú: INTEMPERIA

No, no es posible;

hermanos nuestros tiritan aquí, cerca, bajo la lluvia

(Juan L. Ortiz)


Hoy el frío golpeó esta parte del mundo.

Naufragué en la música...

y no pude

y no quise dejar de pensar: intemperie.

En momentos así cuando la música sostiene

una parte de mí íntima goza

la otra no alcanza no puede no quiere

dejar de pensar : intemperie

Hoy precisamente hoy el frío trajo su mensaje

y algo en mí celebra

y algo en mí intemperia.




Iván Wielikosiele: GATOS

Una tarde llegaron a mi vida sin anunciarse Tan solo estaban ahí, sobre una tapia de ladrillos mirándome De a poco fueron entrando en mi pat...