pace
el buey
en la promesa
del lenguaje
entrega
su corazón
mágico
a
la interpretación
en
sus vísceras
hallan
una flor
abierta
y el temblor
del mundo
sus ojos
de ámbar
dicen:
no hay ganancia
en el oro
muerto
de la guerra
lo aniquilado
volverá
en naves de aire
todo verdor
y fruto
las cuentas rojas
son música sagrada
y ruedan
en el cielo
que traduce
su silencio
en silencio
en el vapor
de
su aliento
animal
el verbo abre
su frontera
─la visión
es ahora
pregunta─
¿sobrevivirá
la bestia
profética?
¿pisará
los campos
de las cosas
futuras?
¿se impondrá
la visión
del sueño,
o
el agua
del reflejo?
nace
una nueva soledad
río blanco y último
─impulsos de luz,
ligadura posible─
la noche
humana
nos
anhela
despiertos
Qué belleza!
ResponderBorrarHermoso, Cecilia
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