miércoles, 12 de noviembre de 2025

Santiago Alassia: Fanto

Yo no soy un babacho, no soy un ciruja,

lo que pasa es que tuve algunos problemas:

un palo en la cabeza que me dieron las vecinas

por haberme atrevido a espiar en sus bombachas,

compañeros de la escuela que se iban de mi lado

cuando hacíamos la ronda (decían que mis dedos

estaban arrugados y apestaban a creolina),

un tío un poco idiota que chorreaba las paredes

con el locro del invierno que tragaba a cucharadas

los domingos de mayo.

Y yo nací en mayo y fue domingo, debe ser

que esa mugre de mi tío se prendió en mi cabeza

porque ahora la gente me choca en la ruta

y me deja tirado y me dice babacho.


Está bien que soy pobre y no tengo aparador

ni moto ni casa para guardar chucherías

pero no soy un babacho: me gusta el basural,

esa junta de gomas, costra y carretadas

de arpillera y alambre poco iluminado

por las noches, cuando no pasa nadie,

ni siquiera un ratón, y chupo solitarias

cáscaras de papa, y pienso que vivir

es lo que me gusta, y esperar la tormenta,

y hacer el amor con todo lo que pasa

en mi cabeza: la pelusa

que les crece a los niños al salir de la escuela, el dobladillo

del batón de las abuelas que se arruga cuando esconden caramelos, la pintita

de sangre en el hocico del cuis que escarba una trinchera, la corteza

mojada del lapacho al que me trepo cuando hay viento, las gotas

de la lluvia que me pegan en la cara como agujas,

yo me dejo,

me hago lazo,

me dejo acariciar y meto la piel mía

en todo lo que sea cóncavo en el mundo.



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