Nos desacostumbramos a los sonidos del monte,
al poco cuerpo de la oscuridad,
clavamos nuestros sollozos como espinas
en los pliegues de un idioma que no conocemos
para marcar un camino,
nosotros,
los que no sabemos llorar.
Nos desacostumbramos a los sonidos del monte,
al poco cuerpo de la oscuridad,
clavamos nuestros sollozos como espinas
en los pliegues de un idioma que no conocemos
para marcar un camino,
nosotros,
los que no sabemos llorar.
Todo ha sido un ensayo. (Leo Petrovelli)
Prueba y error. Prueba y error.
Lo único impredecible ha sido
la mordedura del perro y la sangre
a la luz de la luna.
En el escenario frío y vacío,
tuve que improvisar, y recité
dos poemas de amor y uno de guerra
y sólo ahora comprendo que eran
tres poemas de guerra
y tres poemas de amor.
El ensayo ha sido arduo.
Horas y horas. Días y días.
Más todavía no estamos listos
para estrenar. «Siga recitando
y cúrese esa pierna».
Me dijo el director antes de apagar la luna
y yo no supe qué hacer primero, así
que ensangrentado recité
frente a las butacas vacías
y en la más completa oscuridad.
Mandé una invitación
y no tuve respuesta.
El otro no leyó o no quiso.
Me parece ver una sombra
Cuando busco algo dulce y miro
para el costado mientras abro
la heladera, no es la primera vez
que me pasa
los cambios de la luz
se confunden con una especie
de presencia
que interroga,
mis propias preguntas
avanzan por el patio vacío
¿hay algo que se mueve?
¿estás preparado
racimo
para el vino?
nube escondida
en la sucesión de noches
diáspora del cuerpo
es la herida
¿temes o deseas
flor
la llovizna?
sentido imaginario
última excusa
temor de encontrar
en el lugar vacío
Ahora
cuando me desvisto
de madre de hija de mujer
y acomodo la piel junto a las zapatillas
y todas las responsabilidades
lloro
pero no hay pena
es el regreso a la cuna primera del tiempo desnudo de memoria y razón
es solo un momento
ya vuelvo
perdón.
Nos desacostumbramos a los sonidos del monte, al poco cuerpo de la oscuridad, clavamos nuestros sollozos como espinas en los pliegues de un...