miércoles, 8 de octubre de 2025

Iván Wielikosiele: GATOS

Una tarde llegaron a mi vida sin anunciarse

Tan solo estaban ahí, sobre una tapia de ladrillos mirándome

De a poco fueron entrando en mi patio y en mi casa

Los alimenté con carne cada vez que tuvieron hambre

Les puse un tazón con agua para que no tuvieran sed

Les armé una caja con una bufanda para que no sintieran frío

Así pasó el tiempo y así se volvieron viejos e indiferentes

Frívolos y sedentarios

Como yo a lo largo de todos estos años

A veces los he visto acechantes en mi ventana

Y los he creído enviados por un dios terrible para que me vigilen

Otras veces me han contemplado con dulzura

Y entonces pensé en un dios misericordioso que los mandó para cuidarme

Para enseñarme a envejecer desde que miré tras los ladrillos a lo desconocido.



lunes, 6 de octubre de 2025

Tina Elorriaga: el cielo que se aleja

En el misterio cerrado de la noche

desde la luna

el niñito Dios la virgen y el burrito

me cuidan


a la siesta 

los secretos del monte me atraen


mi cuerpo tiembla como praliné 

burbuja de fuego

puro vértigo fundiéndose en el bronce


la infancia 

y el deseo de una casita

de ir a la escuela


sombría la lujuria se demora en mi cuerpo

el cielo se aleja

todo se aleja


como un caracol en el infierno

arde mi sueño de ser niña.



domingo, 5 de octubre de 2025

Silvio Mattoni: EPIGRAMA

¿Qué podría escribirse que no fuera

absurdo o vergonzoso? Uno que hace

versos y frases con las mismas manos

que se domesticaron durante años

y acá yace ese nene que trazaba

sus círculos y rayas, prometía

que siempre lo iba a hacer, que cortaría

partes de él para los nombres muertos

pero al final caerá como un viejito

que se quiebra y sus huesos harán ruido

de risa rápida, de perro atragantado

cuando se raspe el pelo de su nuca

contra el áspero suelo. Rema o rima

en un bote en un lago artificial

para llevarle a la madre otro libro

y a su hija papeles de un archivo.


Todos los que escribíamos entonces

copiamos a cualquiera en cualquier lengua,

pudimos darnos cuenta, el botecito

ahora se dio vuelta, y nos hizo invisibles

los unos a los otros. Están lejos,​​ 

no somos un conjunto, nuestros hijos

se van. Ya solamente queda

un ritmo que araña esta superficie

y el cuerpo busca otra mano, la suya,

pasión patética y melodía melosa

de canciones oscuras que me manda

ella con su fonía de péndulo rojo

para que por la noche le devuelva

una emoción que cure, demasiado

rígida: es una chica que nació

en este mismo insólito lugar.​​ 


Su pelo que susurra pareciera

escribir en el aire un verso vivo.​​



sábado, 4 de octubre de 2025

María Teresa Andruetto: GENEALOGÍA

Tengo una foto del casamiento de mis padres,

él con traje oscuro y el pelo peinado a la gomina. Ella

de trajecito claro y una boina (con un moño grande,  a cuadros),

la sonrisa perfecta, los ojos bajos, una cartera pequeña

en una mano (la otra mano enlazada a la mano de mi padre).

Con los ojos renegridos y las cejas grandes, a él parecen

molestarle los reflejos del sol en esa tarde. Sé que es abril,

que están frente a la plaza, la sombra de sus cuerpos

se estira en el mosaico, hacia la tapia.


Ella lleva debajo una blusa blanca. Antes

de esa tarde, vendió una cadena de oro de su abuela

para hacerse el anillo de bodas. Si te gusta el oro,

no soy hombre para vos, dijo mi padre.


Antes, mi padre le dio un echarpe de su madre, de color azul

y grana. Si nos dejamos lo quiero de regreso, es un recuerdo

de la madre de mi madre.


Antes, un hombre golpeó la puerta de la casa de mi abuela,

allá en el pueblo, buscando a una amiga de su madre

y se encontró con mi madre.


Antes, ese hombre que venía de otro mundo,

le pidió a mi madre que fuera a la ciudad para conocerla,

pero mi madre le dijo que una buena chica  no se movía

de su casa.


Antes mi madre juró y juró que no se casaría con nadie.

Era hermosa como una potranca en la llanura y enseñaba

a leer con un peinado de trenzas recogidas.


Antes su madre se inclinó a fregar  junto al arroyo

para alimentar a los hijos y al marido, y antes de eso

se le enfermó el marido. Era un hombre flaco como un pájaro

que no podía oler la sopa de porotos, ni la flor del paraíso,

ni el heno que enfardaba ni las hojas satinadas

de los plátanos. Íbamos a verlos los domingos, mi madre

nos llevaba; hablaban piamontés en una casa oscura,

con piso de ladrillos y un patio con glicinas.


Antes los padres de mi madre emparvaban alfa

en Campo Yucat  y antes la madre de mi madre

tuvo a su primer hijo cuando era apenas una niña.


Antes, su madre casó a la hija casi niña con un hombre

bueno, el más bueno que encontré, decía,

sin preguntarle  a esa niña nada.


Antes la madre de la madre de mi madre viajó con su hija

pequeña en la bodega de un barco y después atravesó los campos

como una peregrina, detrás de una máquina de trilla;

y antes escapó de su pueblo con su hija, para que no la casaran

con un hermano del marido.


Antes, en un lugar llamado Casas Viejas, se le murió el marido

y ella se ató un cilicio en la cintura. Cuando yo era niña,

aún vivía,  aferrada a un misal y un relicario con pelos

de Santa Cecilia. Era poco agraciada la madre de mi abuela,

la cara angulosa, los ojos hundidos, la boca, pero alguna vez

fue joven y robusta, un animal para el trabajo

cuando conoció al marido.


Antes ella no tuvo padre y juró que, si tenía hijos,

los hijos tendrían otra vida. Y antes fregó los suelos

de una iglesia y fregando conoció los libros. Los evangelios,

La Filotea, La vida de Santa Cecilia (y se escondió en el pecho,

tal vez robada, esa reliquia, unos pelos de la santa

en una cajita)


Antes fue campesina y ayudó a su madre a cuidar dos vacas

que tenían y antes su madre arrancó raíces

de entre las piedras, para alimentarla.


Encontré una foto de esa mujer, una foto borrosa,

amarillenta. Dijo mi madre que le dijeron

que la sacó el cura de Casas Viejas. Es la foto de una campesina

joven, ya con la espalda curva, una mujer muy flaca,

con la quijada hacia adelante, husmeando como un perro

y los ojos, ay los ojos,  tan despiertos, como una rata

o una ardilla, ojos alertas como los de una perdiz

o los de un tero.



viernes, 3 de octubre de 2025

Franco Rodríguez: ZONA DE SOMBRA

El sol rebota en el asfalto

de la siesta radiante

camino al laburo.

Está hermoso para un porrón

y yo

camino al laburo.

Como siempre

voy demasiado abrigado.

Me cruzo

a la zona de sombra

porque no me gusta

sacarme la ropa

en la calle.

Veo una torcacita muerta

y una más allá

como velándola.

Pienso si las palomas

serán como los elefantes

que lamentan a sus muertos,

como nosotros.

Llego a la escuela,

saludo a los estudiantes.

Empiezo la clase,

el tema es acentuación,

se nota que no me apasiona.

Los estudiantes me miran

como velándome.



María Victoria Colodio: "no todo se trata de vos"

Una pequeña semilla

plantada

enterrada

se hace invisible

crece

con el agua

de lluvia

aunque la hayas olvidado

y la desmerezcas

pronto te muestra

que se hizo árbol

y que comés

de su fruto

para que te acuerdes

que no todo

se trata de vos.




miércoles, 1 de octubre de 2025

Patricio Emilio Torne: LOS QUE CAMINAN Y EL CARNICERO

Se camina como todos los días, sin embargo

hay piedras muy pequeñas que al pisarse,

alteran el ritmo, desacomodan el envión con que se va,

y ya nada es igual.

En un descuido la tarde te devora

sin tener en cuenta tu estado, aún a costa de cuidarte

como esos enfermos que toman conciencia

de sus limitaciones.

El carnicero, por su parte, esgrime su habilidad

con la cuchilla y corta como un maestro de ceremonias

la bola de lomo, el cuadril y otros pedidos

desarmando la media red.

Él es un hombre común y no tiene tiempo

de salir a caminar, llega cansado a su casa,

le duelen las piernas, las articulaciones,

el frío de la cámara surte su efecto,

él prefiere acostarse sin pensar demasiado.

El carnicero es un hombre atento

y a juzgar por la fuerza que demuestra

cuando levanta las reses hasta colgarlas del riel

que hay detrás del mostrador, también está

en un estado excepcional. El sabe de cortes

y cierta calidad en la carne que le sirve

para mantener sobre su persona una simpatía

que las clientas no tienen con cualquiera.

Las clientas sí tienen maridos que caminan

por la tarde. Ellas les eligen la indumentaria

deportiva, y las zapatillas que aún

de buena calidad no pueden evitar los efectos

de una piedra muy pequeña cuando es pisada.

La piedra tiene la virtud de poner a todos

en el lugar de cualquier hijo de vecino,

sabe bien que todos tienen su talón de Aquile,

un esguince es la señal de los efectos

que puede provocar.

Es probable que el carnicero tenga problemas

severos de salud, que tenga que dejar de trabajar,

y hasta es posible que muera antes

que cualquiera de los maridos de las mujeres

que conforman su clientela. Si caminara

todos los días, quizá evite estos desenlaces

que enojan a esas mujeres que tiene que armarse

de paciencia hasta acostumbrarse a ese muchacho

joven que vendrá a reemplazarlo

sin ser tan efectivo con los cortes solicitados,

dándoles el más magro de los trozos de carne.

Sus maridos no saben de estas cosas,

pero están convencidos que deben caminar

todos los días para evitar terminar como el carnicero

ese del que le hablan sus mujeres,

y en el fondo sienten que hay un riel

invisible donde ellos se trasladan igual que reses

terminando por satisfacer alguna necesidad.



Claudia Bakún: PLEGARIA (to fall in love)

Que no caiga yo en la tentación, señor

de petrificarme ante el amor

ese, muy lejos

como una luna

una nube, un ángel o montaña

perdido, difuso o imposible. 


Que no me petrifique yo, señor

ante el amor 

ese, ciego 

que extiende sus manos a la nada.


Que no me quede yo petrificada

en un dictamen, 

señor, que no me quede

que no caiga yo en más tentación 

que la de amar, señor.


Que caiga yo

en el amor

de cuerpo entero.




lunes, 29 de septiembre de 2025

Bruno Di Benedetto: el señor H., filósofo de derechas, reflexiona honestamente

el señor H., filósofo de derechas, reflexiona honestamente

mira por la ventana del Club House y ve:


ve los juegos pacíficos de los niños

las mamás rubias

los papás bronceados

las casas amplias y llenas de sol

los bebés gateando en los jardines

los vecinos que se saludan sonrientes

los perros gordos y adormecidos

los bellos adolescentes envueltos en nubes

de música y poesía inglesa


paz y belleza

paz y belleza

sólo paz y belleza


de este lado de las púas


nos lo hemos robado todo

-se dice apurando el trago-


todo


hasta la utopía



domingo, 28 de septiembre de 2025

Beatriz Vignoli: El bar de la estación de Valentín Alsina

1


Paisaje de desván,

de cosas inconclusas y ya viejas

arrumbadas sin orden.

La luz dorada de la tarde de verano

lo vuelve bello como una mano muerta.


El andén silencioso sin los trenes.

Tu Citroën estacionado afuera.

Si esto fuera una película francesa

vendríamos aquí huyendo de algo.


2


Nos sentamos en el bar casi desierto

por donde el tiempo hace veintiséis años que no pasa.

Las paredes son de un verde espeso,como en un óleo

y los espejos parecen aguas estancadas.

En el silencio antiguo, el tiempo se ahonda

y reconozco, en los bananeros iluminados por el sol

al otro lado de las vías de maniobras

un lugar de mi infancia.

La puerta del bar enmarca ese fragmento de otro tiempo

que aquí, al sur de todo, se ha conservado intacto.

Allá está la cortina de tiras de hule

de cuyas estrías guardo un recuerdo táctil.

Aquellas cortinas venían multicolores

y hacían «flap, flap, flap» cuando se las atravesaba

a gran velocidad y baja altura

siendo niños, sin una imagen que cuidar.

Ah, volver a ser así de leves.

Irnos de todo. Irnos de nuestras vidas.

Pagar todas las deudas y vender todo

y venirnos a vivir aquí y ahora,

de vacaciones por toda la eternidad

al presente que es nunca.


3


Mirás por la ventana como desde un tren.

Quizás estemos realmente huyendo de algo.

Tu cara blanca, dorada por la luz

es absoluta, sólo por un instante.

Hablar, decir «la luz», “el absoluto”

es arruinarlo todo.

En realidad, no deberíamos decir nada.

Sólo tenemos esto. El sol que cae.

Aquel edificio que lo tapa.



sábado, 27 de septiembre de 2025

Alberto Cisnero: navidad

cayó el rocío sobre el malvón y las botellas

de sidra. se escuchaba música. era el alba.

nos abrazábamos sabiendo que caducado

ese rapto habría cómo arrepentirse. 

para ninguna paz ya nunca. era la última 

navidad así. de astros fugitivos y una canción 

demasiada lejana como para recordarla.


📚 En "Mil brillos apagados" Barnacle, 2024



miércoles, 24 de septiembre de 2025

Marinés Scelta: "¿es así como el desastre termina por transformarnos?"

Hemos perdido la cuenta de los días que pasaron

sólo puede haber fiestas ahora en la complicidad

de mirarse y entender

que resistimos otro año más



ubicamos en la mesa cada vez menos lugares

los cubiertos a la derecha

en tu lugar

las fuentes y su preparación



todavía podemos creer en resurrecciones, repetimos



no nos gustan los días de lluvia

pero deseamos que esa frescura pueda mojarlo todo

correr con los pies descalzos fuera

entre los charcos

como en tu infancia

detrás de los perros buscando algo

por si algo hubiera que alcanzar



en una vaquita de San Antonio que se posa

alguien presagia el diluvio

días encerrados en la vista de lo que fuiste

la única casa capaz de cobijarnos.



Una ciénaga corta el camino que lleva hasta la casa

van a necesitarse meses para que drene el agua

podría cambiar para siempre el paisaje que conocimos

¿veríamos en la catástrofe la esperanza de una laguna?

¿es así como el desastre termina por transformarnos?



ahora todo ha quedado dividido en dos lugares

la tierra y el cielo

incisiones en el cuerpo como horizontes

una flecha cruzando el aire o la carne

somos el ocaso que se hace cada vez más corto



un aguaribay tapa tan pronto con su follaje la luz de abril

el abuelo asegura que sus raíces crecen debajo de la casa

yo pienso en lo que se extiende dentro

otra raíz que avanza por los rincones de otra edificación

y estremece.


📚 "Así ha de ser la ausencia", 2023



Bernabé De Vinsenci: "una tarde papá noquea a mamá"

Una tarde papá noquea a mamá

y de espaldas a la puerta

mamá llora

poco a poco

en la neblina

en los bordes de las rocas

yo me espeso

y entre latitas de Schneider

y comida chatarra

busco figuras en el cielorraso

ahora

treinta años después

me pregunto

qué músculo

qué ley física

qué sentimiento

impulsó al puño de papá

porque fue mamá

la que al abrir la puerta del mundo

dijo “el puño de tu papá

sobre mi cabeza

fue como un corazón cuando se baña de cristal

y ya no sirve”

ahora

puedo escuchar crujir la rama

treinta años después

que mi corazón de cristal se astillara

ahora

que el mundo me da igual

puedo escuchar crujir la rama

del árbol gigante

ahora

que mamá ya no está

y pegar el oído a la radio

atento a que anuncien alerta metereológica

y ver el mundo

abrirse en dos

puedo escuchar la rama crujir

y contar hasta diez

si es necesario

diez veces diez

si es necesario

cien veces diez

y probar

qué pesado es

y cuán doloroso

sobre todo

cuán doloroso

el techo

estrellándose

sobre mi cuero cabelludo.



domingo, 21 de septiembre de 2025

Daiana Ávalos Robledo: AQUÍ ESTÁN MIS MANOS

Es de madrugada,

la euforia no me deja dormir.

Es verdad que mi corazón

recordó esas fantasías

que tenía de adolescente:

la inquietud de trascender,

mis dedos callosos

de atar nudos.


Aquí están mis manos,

torpes y cálidas.

Aquí está mi cuerpo,

que ansía fuego.


Reconocí algo de eso 

en vos, como si fuese

un espejo,

y por eso simulé

un témpano junto a la luna.

Por eso me dediqué 

al trabajo intenso,

a la ternura, lejos tuyo.


Es de madrugada,

ya mucha gente descansa.

Disocio.

Mañana me espera otro

gran día,

sólo para arder.




Horacio Fiebelkorn: Torcaza II

La torcaza que veo

por la ventana en este atardecer

permanece quieta

unos segundos

en la rama del árbol.


Prefiero verla en silencio

y no provocar su fuga

con algún ruido.


Aunque no podré evitar

que en algún momento

levante vuelo, y deje vacía la rama

y también el poema.



Claudia Isabel Vila Molina: RELOJ DE ARPILLERA

El reloj finge su vuelo en mi espíritu

débiles murmullos corrigen la forma

y un tipo de luz forcejea sobre mí.


Impulsos encadenan la ceremonia

rodean el arco de las preguntas

y aligeran el peso de su encierro.


El reloj refleja humedades

y me grita números desde la oscuridad

la ventana golpea contra la imagen

que se pierde infinita.



sábado, 20 de septiembre de 2025

Jotaele Andrade: todo lo que vuela me da pena

me da pena

la viva estadía de los insectos en la telaraña

la pena roja de la sangre

que borbota de la herida


y qué es la pena

además del balido triste en la intemperie


además de esta inmensa soledad

donde el dolor atruena

con millones de puños

golpeando


qué es sino los signos

que dibujan en el polvo

nuestros dedos

donde indicamos lo más hondo

la increíble y disparatada maravilla

de haber estado

y haber gemido y amado

y dormido entre los días


pena me da el agua y lo inasible

y el color definitivo de la muerte


pena

pena azul del color azul

la pena aterida del agua dentro de la nieve

la pena negra de los colores que se abisman en el negro


y todo lo que vuela me da pena


el pájaro

el papel arrastrado por el viento

la niña que sueña

con corceles

sangrantes

en los ijares


los insectos y su insistencia de roer la luz

hasta caer fulminados

el papalote y la nube y los aviones

y las hojas arremolinadas


todo

todo lo que vuela me da pena


porque no dura el éxtasis de pisar el aire

en la rosa orgiástica de los días



viernes, 19 de septiembre de 2025

Carolina Brieux Olivera: Septiembre

Un hombre me mira.


Me abre la boca

y saca una niña

que hace equilibrio

sobre el cable de la luz.

Sonrío desde la lejanía

de una rayuela borroneada.


Ahora llevo mi cabeza

entre las manos

y la acaricio como a un bebé dormido

de fiebre.


Pero él me ha mirado unos segundos

y el tiempo explota en el medio de la calle.


De camino a casa

escupo abejas,

flores

que crecen entre yuyos.



León Peredo: "qué risa cuando la abuela se confundía"

Qué risa

cuando la abuela se confundía 

y en lugar de mi nombre

se le caían de la boca 

los nombres de sus hijos

y los de sus otros nietos

y a veces 

hasta el nombre de su esposo

qué risa porque para decir mi nombre

tardaba como treinta siglos.

Yo creía que se confundía. 

Hoy sé la verdad.

Esas verdades que la vejez oculta

por decoro, por amor, por las dudas.

Hoy, que también yo tengo la boca llena

de amores,

hoy lo comprendo. 

Cuando los viejos

largan una retahíla de nombres:

no se confunden, no es chochera,

es que los llaman a todos juntos. 

Como si

nombrándolos de pronto la familia 

se juntara de nuevo.

Como si nombrándolos 

se acercaran los que están lejos de la patria

o volvieran a casa los que murieron.

Por eso nombra a todos cuando llama a uno.



Mónica Laurencena: DE CAÍDAS Y LUCHAS

03/Julio/2025

Cuando el dolor es en el cuerpo, fuerte,

en los huesos y las costillas;

después se te va al alma.

¡Ay! Flaca...

Estás cansada. Triste. Gris. Sensible. Llorona. Muy de Géminis. Tratando de pasar página. No entendiste qué pasó. ¿¡Fuiste atrás de alguna quimera!? No pasó ese encuentro esperado. Extrañas algún afecto, el reparo de un abrazo. Ni siquiera la posibilidad del amor. 

Eso te ha sido negado para toda la eternidad. 

Se paga caro ser: mujer divorciada, librepensadora, socialista, independiente, con convicciones, militante, no quedarse callada, ser centrada en la madurez. Muy respetuosa de las ideas de los otros/as. Feminista, creativa, ser sorora, comprensiva, fiel a las amigas, amar mucho, profundamente a tu familia, sin condiciones.

¡Hacer un culto de la Amistad como aprendimos del Poeta Horacio Rossi! 

También humana: enojona, caprichosa, olvidadiza, obcecada, acumuladora de libros y papeles... 

¡Qué combo piba! ¡Y Vasca! ¡Muy vasca!

De una entrega absoluta para los que te necesitan, sin nunca decir: ¡No! No puedo.

Hay otras prioridades...

Pero ¡¿viste!? Flaca...

¡No SOS de goma ni de plástico!

Sos una persona.

Y te acordás de aquellos tiempos...

Te agarra cierta nostalgia, lo normal...

Otras épocas colmadas de fiestas, de noches y besos. Perfumes de estaciones. 

Deseas palabras de cariño. 

Una mano amiga. Una palabra simple. No querés ni regalos ni charlas inútiles.

Sólo una voz, un simple saludo: ¡Che! ¿Cómo estás? ¿Puedo hacer algo por vos? En fin, tan poco, casi nada...

Tan siquiera, esa canción que te suena buena y emotiva...

Pones a las cantoras y te acompañan...

En la siesta, una lágrima cae.


¡Y el mundo sigue girando con su territorio de demonios!

Con su malaria de pobreza y guerras...

Lo mío es casi nada.



miércoles, 17 de septiembre de 2025

Luis Benítez: lo que para estar, no está

Poesía no eres tú,

no lo es nadie.

Lo que el verso

atrapa de lo inefable

apenas sombra es,

asomo, rasguño, aire.

No está aquí, sin duda,

ni lo estará cuando

estos trazos envejezcan,

porque el tiempo no agrega,

sólo quita lo que el presente

creyó que era inmutable.

No se puede decir poesía

porque es lo impronunciable:

su lengua balbucea, a veces,

en la sospecha de una frase

que, al volver, buscándola,

resulta inencontrable.

Última frontera, confín

de un mundo que no conoce

las palabras, pero que gusta

de montarse en ellas

y pasar al nuestro

por hacer fulgurar, sólo un instante,

su relámpago en la mano, 

mientras su rayo lo descarga lejos

y de aquel trueno, en el papel, 

burlón, apenas su silencio queda.



lunes, 15 de septiembre de 2025

Rocío Vélez: "no quiero ser poeta"

no quiero ser poeta

si poeta es quien 

lame los pétalos

de una rosa de plástico


no quiero ser poeta

si poeta es quien adora un río 

en el que nunca metió los pies


no quiero ser poeta

si poeta es quien

sensibiliza

con lo ya convulso


quiero escribir

escribirles 

escribirme

sentir el barro el aguapey la piel erizada 

ser poema y no poeta



Agustín Mazzini: Hotel Provincial, habitación 743

Me iré en un solo paisaje

con el amor ahogado entre los filos

y sombras dulces que lloran un año entero frente a las gasolineras,

tratando de extraerme el corazón

para poner en su lugar una manzana.

Ya anduve por pasillos, me arrastré por alcantarillas;

me cambié el nombre cuando preguntaron

de dónde vienen los trenes cargueros

que me cruzan la mirada.

En el lobby hay hombres de brazos tatuados,

mujeres que llegan de la playa ebrias de horizonte.

En esta soledad

una máquina retiene las últimas luces de la palabra vida

y cuento las monedas para el catecismo

de músicos y artistas callejeros.

Así, sin pensarlo, me iré

porque en cada una de las camas donde me acuesto

dejo una lluvia, un rastro de ángeles caídos, botellas llenas de sangre.

Me iré bailando un vals que diga:

Amor sembrado en los huecos,

amor de un segundo,

amor de un instante,

amor ahogado entre los filos.




Natalia Leiderman: "irán quedando pedazos de mí"

irán quedando pedazos de mí a lo largo de la tierra

en los lugares más íntimos y más públicos

de las ciudades del norte

y del sur


siempre es otoño

las finas capas de mis órganos caen

y luego crujen en el suelo

bajo el peso ligero de los transeúntes 


en cada acto de amor estallo

como una granada 

 y después de la sobremesa

-una vez que ya hemos digerido la muerte-

me recolecto, metódica y mansa  


pero estoy empezando a perder la paciencia


tengo un fuego y un miedo grande

por los años futuros:

cómo serán las próximas casas

los próximos almuerzos, sin lengua 

o sin manos


cómo serán los próximos hombres y mujeres

que me desvistan

y qué pasará cuando quiera armarme 

y no encuentre, por ejemplo, el corazón



sábado, 13 de septiembre de 2025

Gabriel Pantoja: "vi a dios en el ojo de una vaca"

Vi a dios en el ojo de una vaca. Pudo haber

sido de otra manera. Sí. Pero era dios y estaba

en una vaca y no fue de otra manera. Y yo

lo vi. Es casi natural, después de todo, que

esto hubiese tenido que sucederme. A mí.

Fue el martes a las 11. El martes 25. Fue al

cruzar la Gurruchaga. El martes 25 sobre la

Gurruchaga. Es natural. Dios flota en el agua

oscura del ojo de una vaca. Es natural y me reí.

Yo lo vi. Tuve que haberlo visto. Tuvo que

sucederle al tipo que era yo. Ahora, no soy

más ese tipo. Ahora recordé: había cruzado

yo alguna cosa, y sentí que dentro de esa cosa

estaban las demás cosas; yo había soñado un

viento golpeándome en la cara. Yo bajaba

en bicicleta, ciertamente, por la Gurruchaga;

en la Gurruchaga vi a dios y era una vaca y

me llamó. Allá fui y ahí es donde me quedé.

Estoy sentado ahora, en pelotas, flotando

dentro del ojo de una vaca, en la pileta del

agua negra de dios. Yo te llamo desde aquí,

a que vinieses. Porque aquí es el corazón que

bombea todas las cosas de la tierra. Este es

el sitio que mueve, como un álgebra, el ojo

de las cosas. Este es el corazón fijado en dios.

Recuerda. Será un martes. Tendrá que ser

un martes. Un martes 25 a las 11 en punto.

Bajarás por Gurruchaga.


📚 En "327 vacas", Ed Barnacle, 2023



jueves, 11 de septiembre de 2025

Cecilia Galeano: ORACULAR

pace 

el buey

en la promesa

del lenguaje


entrega

su corazón 

mágico

la interpretación


en 

sus vísceras 

hallan

una flor

abierta

y el temblor

del mundo


sus ojos

de ámbar

dicen:


no hay ganancia

en el oro 

muerto 

de la guerra


lo aniquilado

volverá

en naves de aire

todo verdor

y fruto


las cuentas rojas

son música sagrada

y ruedan

en el cielo

que traduce 

su silencio

en silencio


en el vapor

de 

su aliento 

animal

el verbo abre

su frontera

─la visión 

es ahora

pregunta─


¿sobrevivirá

la bestia

profética?

¿pisará

 los campos 

de las cosas

futuras?


¿se impondrá

la visión

del sueño,

o

el agua

del reflejo?


nace 

una nueva soledad


río blanco y último


─impulsos de luz, 

ligadura posible─


la noche

humana

nos

anhela

despiertos






miércoles, 10 de septiembre de 2025

Marcelo Leites: "sólo vas a encender el fuego"

Sólo vas a encender el fuego

en la casa

pero elegir y apilar la madera

puede llevarte años.

Además, sólo lo vas a encender

si podés cantar desde el fondo

alguna canción de amor

fuera de la casa.

La casa, la madera, el fuego

serán la materia para sostenerte.


📚 En "Resonancia de las cosas "(Ediciones en Danza, 2009).



martes, 9 de septiembre de 2025

María Negro: "el revés del bosque"

Sé piadoso

Con tu leve forma,

Acurrúcate en el pecho

Del volcán,

Deja caer la manta y la duda,

El bostezo, la entrega.

Date la luz,

No importa su breve respuesta.

Date la luz.

Después, hoy.

El revés del bosque

También es camino.



Gabriel Zuzek: PLATÓN

En el ovillo de la historia

él 

observó 

y vivió más allá del tiempo


extraviado en el decorado del mito

percibió el blues

del cantar de un gallo


desapareció en un solo día y una noche

¿fue un continente o apenas un relato?


Ya no importa, ahora

lo que dictaminaron los sabios

fábulas de sacerdotes

invenciones de un horizonte

que llega fiado 

a fin de mes 


Imperio de dos cosechas al año

mares templados por sus guerreros

Atenas

fábrica de baldosas heladas


Atlántida, lejano tu nombre

las aguas 

y nueve mil años de oscuridad

no hay mar que te sumerja



Azores, Madeira, Canarias

bases rocosas

de una América idéntica

‘metáfora política’

sentenciaron los olvidables


Ni el esqueleto de Cristo te detuvo

no hay aureola de amor

en las plumas de la civilización

fauna y flora de los límites


Lo que no revelan las brújulas

cartapesta de un naufragio

los últimos

vestigios de un desierto.




sábado, 6 de septiembre de 2025

Sandra Pasquini: DEBAJO DEL VESTIDO

debajo del vestido


llevo apretadas las siete letras de tu nombre


igual que se lleva a un muerto


bajo el peso agobiante de Febrero


te llevo anclado a la cadera


ungida tu frente con mis sales


con mi sed remota


en mi boca se agita un animal oscuro


un presagio impostado en la voz


regurgito las palabras sobre la mesa


no se pronunciar el nombre de los días


me quedo dormida sobre los huesos de tu pecho


y sueño que han matado a alguien igual a vos


en un oscuro cuarto de hotel


me despierto creyendo


que son tus manos 


las manos del muerto en mi pelo


presiento tus dedos bajo mi falda


como se presiente al ladrón 


en la oscuridad agazapado


la carne se abisma sin respuesta


los animales del miedo mastican pedazos míos


y afuera todo lo que llueve


es tu voz 


contra los cristales de la casa


📚 del libro "A Mansalva"




viernes, 5 de septiembre de 2025

Alejandro Cesario: "una mirada"

De regreso a la barraca


chupa las vainas

de algarrobo maduras


y escupe el resto fibroso.


Queda un amparo,


el asilo del abrazo.


Estación Los Polvorines


Bujeta y menestra.


Pie despojado

sobre la tesela.


Pibita

que fabla una tonadita


y además,


mendiga una mirada.



miércoles, 3 de septiembre de 2025

Sandra Gudiño: "quisiera tener una conversación"

Con todas 


las que fui y ahora


           no recuerdo


quisiera tener 


una conversación


acalorada gritarles


por fin a la cara:


 


vos


la tan puntada 


           ¿sin hilo?


vos 


la de la hilacha


             mostrala


la del ruedo


descosido         vos


la del remiendo


redondo en otra trama


 


sí vos


la tan planchada


en doce pasos


exuda geometría 


la línea en tu manga


 


vos 


la del miedo a los alfileres


apuntando a la intimidad


sin hilván 


en la entrepierna


 


sé que el hilo que nos une


tiene un nudo      justo aquí


atascado en mi garganta


entendemos la vida


tal y como es:


combinación exacta


rayas flores y lunares 


negros    en la mesa de saldos


de una feria americana



martes, 2 de septiembre de 2025

Santiago Venturini: UNA FÁBULA

maté en el baño a la primera

cucaracha de la temporada

no con mi pie de hombre

con el rayo de un raid

la vi sacudirse y antes

de morirse me dijo

matarme no es la solución

vendrán otras después de mí

vivimos en las cañerías de tu casa

te miramos dormir

voy a volver como vuelven

los muertos

porque los muertos siempre

vuelven

aunque borré sus voces

me dicen cosas

se empeñan en que me quede

en esa pieza que se quemó

en ese patio que se prendió fuego

en esa casa que ardió

quieren que sea el de antes

que no crezca más

o tal vez soy yo que todo

el tiempo fabrico pasado

si camino hasta la esquina

lo que dejo atrás ya no existe

lo que hice ayer la antigüedad

me duermo y en un sueño

la cucaracha me habla