Al sur del río del asombro, una cantata de siringas antecede el vuelo entre las joyas florales. Al mediodía, las notas agudas sincronizan la esperanza: son las dramaturgias del cortejo. Fue el viento el que pintó el primer mirlo y la luz, su descendencia. Los pájaros y su interminable respeto hacia las líneas del cielo llevan un collar que se llama tersura azul. El coro será un recuerdo para quienes estén atentos. Para los otros la noche se impone como un cuerpo de silencio.
📚 de Hora de aves, "Inédito"

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